¿Cómo terminará esto?

Es la pregunta que nos hacemos todos en estos momentos, con respecto a las medidas tomadas para hacer frente a la pandemia y las consecuencias que arrastra la misma en lo social y económico.

Buscando una respuesta, el periodista y escritor Sergio Sinay, hace unos días, publicó en el diario Perfil una nota donde levanta estudios varios, en especial uno de la periodista científica y escritora Gina Kolata.

Veamos alguno de sus párrafos, junto con nuestras reflexiones.

Ella, repasa varias de las pestes que asolaron a la humanidad, muchas de las cuales fueron más devastadoras que la del coronavirus, y el modo en que acabaron.

Las conclusiones recogidas por esta autora se podrían sintetizar en el siguiente párrafo de su trabajo: “Las pandemias tienen dos tipos de final: el médico, que ocurre cuando las tasas de incidencia y muerte caen en picada, y el social, cuando disminuye la epidemia de miedo a la enfermedad”.

¿Cuál de estos finales prevalece?

Algunos consideran que el final ocurre “no porque la enfermedad ha sido vencida, sino porque las personas se cansan de estar en modo pánico y aprenden a vivir con ella”.

Esta reflexión merecería ser tenida en cuenta por quienes, enamorados o no de la cuarentena, han decidido que no hay alternativa, que la única herramienta disponible es el confinamiento.

Un aspecto que se da en estos tiempos es la generación del temor, por cómo se dan los anuncios. Estos generan miedo y ese miedo paraliza.

Es por eso que también se habla, que cuando se trata de extender los plazos de ese temor no se está buscando administrar el miedo y así administrar el poder.

El poder que se puede obtener a través de la administración del miedo, tanto en lo político como en lo científico, tecnológico, económico o psicológico, acaso sea pan para hoy y hambre para mañana.

El poder es siempre un fenómeno presente. Así como se lo tiene, se lo pierde. Las mismas encuestas, representativas de la misma “opinión pública”, un día glorifican y al día siguiente demonizan.

La doctora Dora Varga, connotada historiadora social de la medicina en la universidad británica de Exeter, sostiene en la investigación de Gina Kolata que llega un punto en el cual ya no se sabe, y tampoco importa, quién decide el final de una pandemia y de sus cuarentenas, dado que esto finalmente ocurre sea como fuere y suele ser desordenado. Los finales, entonces, parecen más sociales que médicos.

Insistir que “no hay alternativa”, es peligroso

En nuestra opinión, se debe buscar soluciones creativas, que den respuesta a las actuales necesidades, antes que estas se impongan a nosotros y ocurra, lo que dice la historia.

Las pandemias terminan cuando se imponen el hartazgo y la desesperación.

Reflexión para nuestros clientes y visitantes al sitio:

Así como esto se da en la sociedad, se da en las empresas, por lo cual hay que ser cuidadoso en las formas de comunicar los acontecimientos y decisiones.

Pueden consultarnos a nuestro mail velinsone.gd@gmail.com