Emprender y ganar tu dinero

Cada uno de nosotros, es en potencia, un emprendedor.

Durante nuestra vida se nos ocurren ideas que podrían hacernos felices y ganar dinero con nuestro esfuerzo. De ahí a que se concreten hay un camino a recorrer.

Cuando y por qué se despierta ese “ser emprendedor” no podemos establecerlo con fecha y hora, ya que son varias las circunstancias que lo pueden disparar.

En mi experiencia, uno de los factores que nos llevan a pensar ¿Qué hago ahora?, es la necesidad.

Los hechos de la vida nos llevan a esto. Crisis económicas, desempleo, cambios laborales, separaciones, conflictos, fallecimientos, despido, quiebra de empresas, ingresos insuficientes, y muchos otros, nos ponen en la coyuntura de tomar decisiones, de intentar nuevos caminos. Incluso, esas decisiones pueden no ser voluntarias porque el escenario en donde hasta ese momento vivíamos, cambió.

Sin embargo, la necesidad es condición necesaria pero no suficiente. A todos nos tocan los hechos de la vida, pero eso no nos impulsa, por sí solo, a emprender. Una persona que quedó sin trabajo buscará otra actividad para ganarse la vida, encontrará otra ocupación, pero no necesariamente la transformará en emprendedora. Se requiere de algo más.

El descubrimiento.  De pronto, nos damos cuenta de  una persistente molestia por cómo estamos viviendo, o trabajando o desempeñándonos en nuestro oficio o profesión. Que eso puede realizarse de otra forma, en otros ámbitos o adquirir otra perspectiva.

Ó, ya no referido a lo que podamos hacer, sino sobre lo que podemos ser, que podría ser distinto a lo que somos hoy. Esto puede presentarse “de pronto” o producto de un largo rumiar. La ocupación que se encontró tendrá otra perspectiva o que lo llevará a desempeñarse en otro rol. Pero, para que ese descubrimiento se concrete requiere de otros condimentos.

La pasión y el coraje, que se nos presenta como aquel objeto de deseo sin lo cual no podríamos vivir o lo haríamos permanentemente insatisfechos. También, que nos genera la proactividad suficiente como para pasar de la idea a la acción una y otra vez, hasta lograr aquello que “descubrimos”. De los tres, éste es, quizás, el impulsor más fuerte, el que justifica todos los esfuerzos, frustraciones y riesgos.

Porque “emprender” no es fácil. Y, en consecuencia, sólo se luchará por aquello que apreciamos fuertemente, pero, que, además, nos atrevamos a concretar.

Vivir es emprender.

Suele plantearse si los emprendedores nacen o se hacen. Desde la perspectiva que estamos planteando, esa es una discusión ociosa. Nos pasamos la vida “emprendiendo”. Lo hacemos cuando elegimos dónde vivir, dónde trabajar, cuando formamos pareja, cuando decidimos por un oficio o profesión. Muchos podrían pensar que para varias de estas cosas no tuvieron elección ni fue producto de su decisión. Pero no es así. Siempre decidimos (en mucho o en poco). Por lo menos, consentimos a aquello que la situación nos plantea. Y eso, es una decisión.

Y para todas esas cosas que hemos citado, no vemos, al momento de haber tomado la decisión, más allá del horizonte. Expresado de otra forma, no sabemos cómo nos va a ir (con nuestra pareja, nuestro trabajo, oficio, profesión) Ese, siempre, es el riesgo que comporta nuestra decisión.

En línea con este razonamiento, entonces, el “emprender” (o vivir) tiene un componente obligado que es el de tomar riesgos

No todos los riesgos tienen el mismo tamaño. Y vivimos optando por cuál de ellos tomamos.

Por todo esto, es tan importante la Pasión y el Coraje. Porque el gusto de hacer lo que aquello que nos atrae nos pone a salvo de otro componente – inevitable – del “emprender”, que es el “fracaso”. El fracaso es un maestro exigente, pero si se lo sabe escuchar, pleno de sabiduría. Por lo tanto, si se quiere emprender, se debe aprender a escucharlo.

En las charlas siempre comento que un emprendedor o emprendedora, es como un barco, que sabe de que puerto sale, pero no sabe a cuál llegará. El andar le irá mostrando el camino

En general, son más las mujeres que toman la decisión de tratar de concretar su idea. Son más decididas y son más solidarias entre ellas. Cuando dan este paso de inicio, perciben que sus vidas van a tener un cambio profundo. Sus personalidades se transforman positivamente, pues al lograr objetivos superadores, su estado emocional cambia positivamente.

Llegado a este punto tengamos en cuenta, que debemos elegir una idea a concretar y que debemos saber de que se trata la misma. O sea, no podemos poner un servicio de viandas, si no sabemos cocinar ni sus reglas básicas.  La opción que se tiene, es formarse, aprender sobre eso que se desea hacer, para hacerlo bien.

También puede ocurrir que dos personas tengan la misma idea, decidan asociarse y cada una actúa en su especialidad, por ejemplo, una produce, otra vende.

Esta nota, es dar un paso inicial en desarrollar el tema “emprender” de una forma más coloquial, menos sistemática que en mis libros, buscando profundizar en el contexto en que se desarrolla el emprendedor. Tema que me apasiona.

En próximas notas avanzaremos sobre los distintos aspectos del emprender.

Si desean hacer consultas, pueden hacerlo a: velinsone.gd@gmail.com

 

Publicado el: 19/05/2022

 

 

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